Julia Aguado: pionera CTETA

Pionera C.T.E.T.A. Julia Aguado fue una de las primeras mujeres en formar parte del Cuerpo Técnico de Especialistas en Telecomunicaciones Aeronáuticas. Ahora, aún en activo, continua su carrera como Técnica en el AIS/NOF.

Aguado dejó sus estudios de Farmacia y tras aprobar la oposición fue destinada con solo 18 años al aeropuerto de Sabadell. Como anécdota, nos comenta que al llegar no había agua potable y solo encontró una sillita y un teletipo.

Para ella fue un reto compaginar la vida familiar con el trabajo a turnos. “La noche tiene algo mágico. Te apoyas más en tus compañeros, compartes conocimientos, te ayudas más a la hora de cubrir turnos, por un examen, un niño que se ponía enfermo. Había más compañerismo y ganas de compartir y ayudar”, nos cuenta.

Para Julia ser mujer nunca fue un problema y reconoce que se sintió muy arropada por la compañía en este sentido: “Nos hacían reconocimientos médicos específicos y cuidaban mucho de la salud de la mujer”.

Julia, que se confiesa más analógica, ha vivido con asombro toda la transformación digital de ENAIRE y para ella trabajar en Comunicaciones y AIS es un orgullo y una gran responsabilidad por la información precisa que ha de prestar a los usuarios.

María Garaboa: un pilar en el desarrollo de personas

Aunque tiene una antigüedad reconocida desde el año 1978, María Garaboa, socióloga, comenzó su andadura en Navegación Aérea en 1989/90 en el Centro de Control de Tránsito Aéreo de Palma. Trabajó durante su carrera profesional en los aeropuertos de Santiago y La Coruña, además de pasar por Servicios Centrales y el ACC de Torrejón.

Como anécdota recuerda su segundo día de trabajo en el ACC de Palma. Entraron en su despacho el Director y el Jefe de la División de Mantenimiento y dijeron algo así como: “Esta noche hay migración en el SACTA, el VOR está dando la lata, los ATAS en guerra y los CECCAS como siempre. ¿Qué podemos hacer?”. En ese momento, dice, no tenía ni idea de qué le estaban diciendo y al pedir un poco de aire fresco y un traductor, le trajeron un glosario.

“Tradicionalmente en el sector aeronáutico han primado los ingenieros y las profesiones técnicas, con una mayoría de hombres en los puestos de decisión; lo que no facilitaba la integración de la mujer aportando un punto de vista social”. Garaboa lo cuenta desde la experiencia de haber sido la primera mujer jefa de división regional de Recursos Humanos y Administración a nivel nacional, cuando Navegación Aérea paso a formar parte de AENA en 1992. Ahora, reconoce, la situación es muy diferente, con todas las áreas profesionalizadas en la compañía y cada vez mayor relevancia de las Divisiones y Departamentos de Administración y RRHH.

María Dolores Jimeno: abriendo camino en Logística

María Dolores Jimeno, empezó como telefonista suplente en el CAL de Vicálvaro cubriendo una baja por maternidad, hasta que consiguió plaza en la Subsecretaría de Aviación Civil en 1982. Aunque, con el tiempo consiguió mejorar su situación promocionando a Técnico de Apoyo Logístico al inicio, reconoce, le sugirieron que mejor que optar a la vacante de Almacén de Recepción del CAL, aspirara a convertirse en Técnico Administrativo. “Me dijeron que era un puesto de trabajo para hombres y que tenía que demostrar que podía administrar el almacén. Mirando atrás me parece curioso que me tuvieran que autorizar a presentarme a un puesto de trabajo”, apunta.

En su día a día tuvo que escuchar frases como: “¿No queréis igualdad?”, cuando pedía ayuda al no poder cargar grandes pesos, admite. Ahora, en el almacén del Laboratorio de Calibración, se siente orgullosa de su trabajo apoyando al área de Mantenimiento de ENAIRE, a compañeros y compañeras de toda España y destaca lo rápido y ágil que resulta todo respecto a cuando comenzó.

Lourdes Morgado: un camino duro pero muy satisfactorio

Lourdes Morgado comenzó su carrera profesional en Navegación Aérea en el Centro de Control de Sevilla, donde continua 21 años después. “Me llamaba la atención el diseño y la construcción y al final me decanté por la Ingeniería Aeronáutica. Una carrera durísima pero con proyección de futuro”. Recuerda con orgullo haber trabajado en proyectos de envergadura vinculados a la calidad de las instalaciones de Navegación Aérea, incluso a nivel internacional. “Poder inspeccionar y auditar desde un radar, un VOR, hasta el servicio de control o cualquier fanal de las torres de control y salas operativas fue un orgullo”. Cuando empiezas, nos cuenta, aunque la especialidad de la Ingeniería fuera Navegación Aérea, todo es una novedad y sólo conoces verdaderamente las tecnologías y la operativa cuando estás en el día a día.

Cuando empezó en su área era la única ingeniera, en un mundo de ingenieros y técnicos: “yo era la niña, y luego, la niña jefa”, admite. Remarca el cariño y el respeto con el que siempre la han tratado sus compañeros, tanto a nivel personal como profesional. Como grandes cambios en ENAIRE desde que comenzó, señala los que ha vivido a nivel de infraestructuras, sistemas, tecnología, dimensión de la plantilla, proyectos desarrollados, el cambio de mentalidad del monopolio del servicio para ser más competitivos, así como el aumento de la atención al trabajador.

Montse Mosoll: de las primeras controladoras

Montse Mosoll siempre se sintió atraída por la profesión de controladora de tránsito aéreo. Empezó trabajando en el aeropuerto, en otro departamento, pero siempre que podía aprovechaba para subir a la torre de control para preguntar y ver cómo lo hacían los controladores que allí trabajaban. Reconoce que, aunque siempre se ha sentido bien aceptada, al principio de su carrera tuvo que demostrar su profesionalidad como controladora más que sus compañeros.

Entre sus anécdotas explica como en una aproximación, un piloto eslovaco que era número tres para aterrizaje se saltó todas las directrices, aterrizando sin autorización. “Hablé con él por teléfono para explicarle la maniobra peligrosa que había hecho y advertirle que le pondría una reclamación; al rato se presentó en la Torre con una botella de whiskey y unos bombones. Le dije que no lo aceptaba y no lo pudo entender”, explica.

A los y las que empiezan y quieren dedicarse a la gestión del control aéreo les recomienda “que pongan todas sus facultades en aprender y realizar su labor lo mejor posible”. Ahora, dice, “el hecho de ser mujer en el trabajo ya no es una excepción, hay una visión mucho más global de las cosas”.

Teresa Noguera: una mujer avanzada a su tiempo

Teresa Noguera, tal y como tituló en su momento la prensa, fue una mujer adelantada a su tiempo. Bailarina de ballet clásico, abogada y controladora aérea. Una profesión, esta última que, por entonces, en 1974, siendo funcionarios civiles, dependía de la administración militar.

Comenzó en el ACC de Barcelona, donde fue de las primeras chicas, y lo recuerda como un proceso de difícil adaptación. Pero allí vivió un momento único que hizo historia: el envío del primer telegrama de regulación de tráfico desde un teléfono público de El Prat de Llobregat.

También recuerda su primer día como jefa de sala en Palma de Mallorca. “Fui la primera mujer jefa de sala. Yo tomaba la última decisión y por supuesto asumía la responsabilidad”, nos dice. Y añade: “Los controladores no cuestionaban las decisiones de los jefes, pero casi siempre las mías. Hasta que me nombraron jefa de sala a nivel nacional”. Noguera recuerda ya jubilada, como un piloto, estando en frecuencia en el ACC Barcelona, le preguntó sorprendido si era una chica, a lo que ella respondió orgullosa: “¡Afirmativo!”.

Silvia Ortas: pasión por la aviación

Así podría resumirse la historia de Silvia Ortas que empezó como azafata de vuelo para la compañía Spantax hace 50 años. Apasionada por la aviación, gracias a ese trabajo conoció el mundo de la Navegación Aérea y el control de tráfico aéreo. Se presentó a la oposición de controladora de tránsito aéreo: “Nunca tuve ningún problema, ni ningún desafío con nadie. Simplemente hice mi curso como los demás. Fui muy bien tratada siempre por profesores y compañeros".

Sí confiesa haberse sentido observada tanto en el momento de acceso al curso como en el ejercicio de la profesión. “Me parecía que no solo se me estaba juzgando a mí, sino cómo seríamos capaces de desenvolvernos en esa profesión las mujeres”. Al principio causaba asombro escuchar su voz femenina en la frecuencia, nos explica. “La evolución ha sido total de cuando yo entré en 1972; otro mundo”, dice. Desde su punto de vista, “no me considero especial por haber sido la primera. Todo discurrió con mucha naturalidad, simplemente no se le había ocurrido a otra mujer antes”. No obstante, se siente muy orgullosa de su profesión, además de ser pionera en ella y abrir camino a otras mujeres.

María Isabel Rodríguez: arquitecta social

María Isabel Rodríguez tenía 18 años y muchas ganas de cambiar las cosas cuando inició su carrera profesional en plena transición política. Empezó trabajando en un estudio de arquitectura, ya en los años setenta, un campo totalmente diferente de los que se solían asignar a las mujeres. Su primer puesto en Aviación Civil fue como delineante, ayudando a dar forma a la actualización de los aeropuertos y las torres de control. Ese fue su primer reto, nos dice: “Conocer las infraestructuras necesarias para el funcionamiento de un aeropuerto”. No fue fácil, era un trabajo de hombres en un mundo de hombres y como mujer, reconoce: “No te podías permitir fallos si querías hacerte un hueco en la profesión”.

Al mismo tiempo, compaginaba sus estudios en Psicología, estudios en los que acabó licenciándose. Ese sería el inicio de su trayectoria en el departamento de Recursos Humanos de ENAIRE, tras la separación de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea. “A finales de 1991, AENA empezaba a despegar y tuve la suerte de vivir la digitalización e informatización de los aeropuertos”. Fue el entonces jefe de la División de Inspección Aeroportuaria quien le ofreció la posibilidad de dar un giro en su carrera. Se formó como técnico superior en Prevención de Riesgos Laborales y poco tiempo después superó las convocatorias de examen, iniciando una nueva etapa en el departamento de Recursos Humanos de Navegación Aérea.

Pilar Benito: reivindicativa y orgullosa de su profesión

Pilar Benito empezó en la primera promoción del Cuerpo Técnico Especialista en Telecomunicaciones Aeronáuticas (CTETA) en 1978. En su curso fueron 40 alumnos, solo 7 mujeres, siendo la formación y el salario el mismo para ambos sexos. Su primer destino fue el Centro de Comunicaciones de la DGAC en Madrid. Su etapa final fue en el departamento AIS en Publicaciones.

Reconoce que siempre se consideró una mujer reivindicativa en un contexto laboral eminentemente masculino. “Uno de los directores que tuve quiso trasladarme al servicio SIAT -Telephonic Aeronautical Information Service- porque quería que los pilotos contactaran con una voz femenina, a lo que me negué y las funciones del SIAT las asumimos todo el personal de la sala”, explica. Otra anécdota muy de aquella época nos cuenta, fue cuando su jefe se negaba a ponerla en el turno de noche, a pesar de que todos los compañeros tenían que rotar, al considerar que no era apropiado. Finalmente, acabó trabajando a turnos, tal y como requería su posición. “No voy a decir que fuera fácil. En mi época no lo teníamos muy fácil y normalmente era la mujer la que tenía que dar prioridad a la familia y los hijos, aunque intenté que eso no afectara en mi trabajo”.

Otilia Rodríguez: ilusión y espíritu de servicio

Otilia Rodríguez empezó como controladora en el antiguo Ministerio del Aire donde tuvo conocimiento de la profesión de control aéreo y en 1974 entró en el Centro de Adiestramiento de Aviación Civil -hoy SENASA-. Pasó por el Centro de Control de Tránsito Aéreo de Barcelona hasta 1986 y se jubiló después de pedir traslado al de Sevilla. Toda una vida dedicada a la Navegación Aérea.

Como reto destaca la conciliación de la vida familiar con los horarios de turnos, atendiendo a dos hijos y sacando tiempo para superar la formación continua y poder progresar así en su carreara profesional. También dice sentirse orgullosa de cómo, ya en aquellos tiempos, eran capaces de resolver en equipo trabajos de mucha dificultad en la sala de control con medios escasos.

“Fueron muchísimas las ocasiones que compartimos en la sala de control. Momentos de risas, bromas y ocurrencias para distender las situaciones de estrés”, recuerda. Para ella lo fundamental es “mantener la ilusión por el trabajo y el espíritu de servicio”. A los y las que empieza les recomienda que se formen y se mantengan siempre actualizados y les aconseja “apoyar siempre a los compañeros y compañeras para realizar un buen trabajo en equipo”.

Milagros Gutiérrez: de chica VOLMET a jefa de División

Miagros Gutiérrez -Miluca-, es la actual Jefa de la División de Gabinete del DG. Fue pionera del Cuerpo Técnico de Telecomunicaciones Aeronáuticas y una de las siete primeras mujeres de dicho colectivo.

Su primer destino fue el aeropuerto de Barcelona donde la presencia femenina en puestos técnico-operativos era muy escasa. Los compañeros tuvieron que adaptarse a ella y su compañera. Como anécdota recuerda que les asignaron la grabación “en directo” de la radiodifusión VOLMET cada 30 minutos en español e inglés. “Nos hicimos famosas y a veces cuando venían las tripulaciones a recoger la información para sus vuelos preguntaba por las Chicas del VOLMET, supongo que en aquel momento era una novedad”, cuenta.

“Recuerdo que llegamos con muchas ganas de trabajar y de demostrar que estábamos muy preparadas para ser unas magníficas profesionales”, nos explica. Si bien siempre tuvo la sensación de que tenía que demostrarlo y revalidarlo cada día.

Miluca ha vivido en primera fila la transformación del sector de la Navegación Aérea -de los teletipos a la navegación por satélite- y se siente orgullosa de haber contribuido con su trabajo y dedicación personal.

Celia Roldán: implicación desde el primer momento 

“Me enteré de que salió una plaza de técnico de mantenimiento de sistemas ATC en la entonces AENA y me pareció un reto”. Así empieza la historia de Celia Roldán quien, pese a no conocer el mundo de la Navegación Aérea, consiguió ir promocionando hasta llegar a ser responsable del departamento de Ingeniería de Sistemas.

“Al inicio fue complicado entender bien el abanico de tareas, así como la forma de trabajar y la coordinación de los trabajos. Era muy relevante el impacto en los sistemas y en la seguridad”, nos dice. “Desde el inicio conecté totalmente con lo que se hacía en el departamento y mi implicación fue creciendo. Me siento orgullosa de mi profesión minimizando el impacto de incidencias de SACTA o proporcionando los entornos de simulación adecuados en la formación, entre otros”. En los últimos años se han producido muchos cambios a nivel formativo y de habilitación. “Hemos necesitado adaptarnos a los cambios y eso nos ha hecho mejores, siendo fieles a nuestros valores y servicios”, dice.

Purificación Abia: primera responsable de mantenimiento en Control 

Purificación Abia se planteó cursar Ciencias Navales, aunque finalmente cursó Ingeniería Aeronáutica. Sacó su plaza en la antigua DGAC, en el aeropuerto de Girona, como jefa de sección de mantenimiento de Navegación Aérea. Recuerda que fue duro porque los técnicos llevaban muchos años y ella era la Jefa, mujer y de Madrid.

Después, fue destinada al ACC de Barcelona, donde nos comenta que la situación fue parecida y aunque, nos explica, siempre ha estado a la altura de su profesión, reconoce que se ha visto en la necesidad de tener que demostrar su capacidad profesional por su condición de mujer: “Fui la primera mujer responsable de mantenimiento de un centro de control. Cinco áreas a mi cargo y un elevado número de técnicos especialistas. Todos hombres, excepto dos mujeres.”

Como anécdota recuerda que fue capaz de solucionar una incidencia, vinculada a la protección de las instalaciones aeroportuarias de Girona, tras la caída de un rayo. Así lo explica: “Me llamó el director desesperado. Le pregunté si me daba ‘carta blanca’ y contacté con una empresa especialista en protección contra sobretensiones y nos pusimos a trabajar. En 20 días teníamos protegido todo el aeropuerto”.

Maria Fernanda Álvarez: una vida dedicada al control aéreo

María Fernanda Álvarez consiguió su plaza como controladora aérea en tiempos del Ministerio de Aviación, hace 50 años. Lo difícil no fue pasar el examen, nos dice, sino pasar las pruebas médicas y los ejercicios prácticos de simulación: “Tuve que explicar que la glucosa alta era por estar embarazada, no diabetes e insistir en que no podían realizarme la prueba de rayos X”. Empezó la oposición y la fase teórica no supuso problema, pero su hijo nació cuando empezaba la fase de simulador . “En aquella época acababa de dar a luz y mis compañeros de curso venían a casa para ayudarme con las prácticas de piloto y controladora, entre pañales y biberones”, recuerda.

Sin embargo, reconoce que no fue tan buena la acogida, una vez conseguida la plaza en el Centro de Control de Madrid, que entonces se ubicaba en Paracuellos. “Me encontré con muchos prejuicios. Decían que el trabajo de controlador no era para mujeres; pero allí estábamos, al mismo nivel que el resto de los compañeros.” Por entonces, dice, no había ni siquiera cuarto de aseo para las mujeres: “Mi jefe de sala me acompañaba al baño para comprobar que no había nadie más cuando yo entraba. Tampoco estaba bien visto que una mujer casada trabajara los turnos de noche”, recuerda comentando las dificultades que encontró para la conciliación.  Ahora, nada tiene que ver con lo de antes, nos dice: “Los prejuicios que existían acerca de las mujeres controladoras ya no existen después de tantas buenas compañeras profesionales”. Fue controladora de tránsito aéreo durante muchos años, también supervisora y después Técnica de Control de Afluencia. Toda una vida dedicada a la profesión.

Lourdes Brenes: apasionada de la Navegación Aérea 

Lourdes Brenes decidió ser controladora de tránsito aéreo porque su padre trabajaba en Aviación Civil, le habló de la profesión y le gustó. “Sabía muy poco inglés y pasé un año encerrada preparándome para la convocatoria. A mi instructor de la escuela no le gustaban mucho que las mujeres controlaran, y en mi grupo éramos 4 chicas y un chico. Al final terminó adorándonos y reconociendo que éramos super válidas para esta profesión”. Brenes reconoce que, aunque los inicios fueron complicados, siempre se sintió como parte de una gran familia. “Siempre recordaré la transmisión que hacían los pilotos por frecuencia cada 25 de diciembre de los gallos de Morón a toda la familia aeronáutica”.

Recuerda con cariño un viaje oficial de los reyes de España y la reina de Inglaterra a Sevilla. Cuenta como tras el aterrizaje no tenían ningún protocolo, sólo instrucciones para que no entrara ningún vuelo hasta que no acabara el recibimiento institucional. “Al resto de aviones con destino a Sevilla los puse a esperar con demora indefinida y cuando los pilotos me preguntaron el motivo les contesté: ‘Razones de estado’, a lo que un piloto de Iberia me respondió: ‘¿Quién está en estado?’ y yo dije: ‘¡La reina!’ ”.  Vaya lio se montó, dice, con el estado de la Reina en la frecuencia. Con el tiempo y su experiencia Brenes acabó convirtiéndose en la primera responsable del departamento de Formación y Evaluación ATC.

“En muchísimos momentos me he sentido orgullosa de mi profesión. La sensación de un trabajo bien hecho tras una dura jornada, cada vez que he ayudado o cooperado para que alguna emergencia o situación de peligro llegara a destino lo antes posible y sin complicaciones”, nos dice.

Juana Cabrillán: progresión y desarrollo técnico y profesional

Juana Cabrillán, inició su andadura en la Subsecretaría de Aviación Civil como operaria de limpieza en 1986. Desempeñaba su trabajo sola: “Trabajar en grupo fue lo primero que aprendí”, nos cuenta. Al final de su primer año de vinculación con la compañía entró a formar parte del comité de empresa, desempeñando la labor sindical durante doce años y llegando a ser, de manera pionera, presidenta del Comité. A los nueve meses promocionó a Conserje de Oficinas, la primera en el centro de control de Sevilla.

“Cuando más orgullosa me he sentido es aprendiendo poco a poco las labores administrativas, en el Departamento de Asuntos Generales y viendo la puesta en marcha de Novosur”. Recuerda con cariño que al tener que atender a muchos proveedores por las tardes, tenía que dejar a sus hijos en clases extraescolares o incluso los llevaba al centro para estar tranquila.

Pilar Casals: una trayectoria vinculada a Navegación Aérea, desde siempre

“Tener respeto por el trabajo y ser feliz”, es la receta de Pilar Casals, controladora del centro de control de Barcelona, para avanzar y desarrollarse profesionalmente. Entró en el aeropuerto de Gerona en el año 1969, primero en megafonía y después en los servicios de handling de una compañía británica. En 1975 consiguió la plaza de controladora de tránsito aéreo. “En la promoción 15 de control creo que sólo un 10% éramos mujeres, la dirección era militar y los profesores todos hombres”, nos cuenta. Su primer destino fue en Aproximación y Torre en el Aeropuerto de Gerona.

“Recuerdo en especial los Juegos Olímpicos de Barcelona; sentías que también formabas parte de ese momento histórico controlando el tráfico aéreo”, nos explica. Reconoce que los cambios de ahora a cuando ella empezó han sido enormes: “Empecé en una torre sin otro medio que una radio y las ayudas a la navegación de un aeropuerto; los cambios tecnológicos desde entonces han sido como la noche y el día”.

Susana Lugo: pionera y optimista de la profesión

“La presencia femenina en carreras de ciencias, tecnológicas o de ingeniería, y más hace 20 años, era un reto para la sociedad”, explica Susana Lugo, jefa de mantenimiento del SNA de la Torre de Almería. La situación ha cambiado, nos dice: “Cuando yo entré hace 12 años, me preguntaban a qué departamento correspondía y muchos quedaban sorprendidos".

“Ahora ya hay muchas más mujeres como técnico de mantenimiento, también en puestos de relevancia”.  Susana estudió Ingeniería en Venezuela y al llegar a España aprobó las oposiciones de ENAIRE para técnico de Mantenimiento. Más tarde promocionaría a responsable del área.

Montse Pizarro: una transformación progresiva

Montse Pizarro, tuvo una transformación progresiva en la compañía. Se estrenó en la Oficina de Eurocontrol y aunque se tituló en técnico de Empresas Turísticas, con el tiempo acabó ocupando la posición de técnica de Recursos Humanos. “En aquella época, era frecuente iniciar la carrera en el campo administrativo”. Además de considerar un reto el poder dedicar jornada completa tras sucesivas maternidades, explica que era un mundo laboral muy masculino porque la mayoría venían del ámbito militar: “Mi paso por la entonces División de Control de la Circulación Aérea me abrió el mundo del conocimiento y la gestión del personal controlador ATC”.

También recuerda con cariño las anécdotas que vivieron entre compañeros: “Fueron buenos tiempos. Éramos un gran equipo”. A los y las que buscan iniciarse en el mundo de la Navegación Aérea les aconseja que sientan “infinita curiosidad por el entorno profesional en que se encuentren”.

Carmen Ricón: de la química al control aéreo

Carmen Ricón empezó estudiando Químicas pero por cosas del azar, estando en su último año de carrera, aprobó un curso de control de tráfico aéreo después de ver el anuncio publicado en un periódico. Así empezó su carrera en Navegación Aérea. “Esta es una profesión muy bonita pero muy difícil, hasta que no estás en el quinto año sigues teniendo los nervios del primer examen”, explica. “Estoy orgullosa de varios momentos. Por ejemplo, de haber conseguido la aprobación en el Comité de Operaciones de la aproximación a Ibiza dando la guía vectorial con el radar”.

Cuando le preguntamos por los retos que tuvo que superar al inicio de su carrera, nos dice: “La relación con mis compañeros varones mayores y los largos procesos de instrucción”. Aunque reconoce que la presencia de las mujeres se ha normalizado, aún queda trabajo por hacer.

Un compañero me llegó a pedir perdón por no saber cómo tratar a las mujeres en el entorno laboral. Ahora la presencia femenina en la profesión se ha normalizado, aunque siguen faltando puestos en jefatura y gestión. Carmen fue pionera como primera Jefa de División ATS de la Región Balear, cargo al que accedió en 2005.

Rocío Rodriguez: toda una vida dedicada al sector aeronáutico

Rocío Rodríguez, siempre se ha sentido orgullosa de su profesión como Ayudante de Tránsito Aéreo: “Como ATA era un sueño trabajar en el Centro de Control con el buen ambiente que se generaba”. Nos cuenta que lo que más le costó en sus inicios fue romper con el vínculo familiar, empezó muy joven y eso, dice: “Supuso un antes y un después”.

A los y las que se están pensando entrar a formar parte del sector aeronáutico y de Navegación Aérea, les dice que no lo duden en absoluto: “El trabajo de ATA es enriquecedor porque interactúas durante toda la jornada con los controladores y el resto del equipo”. Los cambios han venido a todos los niveles, nos explica: “Cuando entré en el centro de control, en aquel momento conocido como 'El Judío', ni siquiera había ordenadores personales ni colectivos, trabajábamos con teletipos, máquinas de escribir y todo lo hacíamos a mano y con bolígrafo”.

Cristina Rubio: visibilizando el cambio en las nuevas formas de trabajar

Cristina Rubio empezó su carrera en ENAIRE tras aprobar una convocatoria de administrativa para personas con discapacidad: “La fortuna hizo que me asignaran al departamento de RRHH, el más acorde con mis intereses y experiencia profesional anterior”. Lo que más orgullo le hace sentir de su profesión es cuando consigue ayudar a un compañero o compañera en un momento difícil, facilitándole las cosas.

“Nunca había trabajado en una empresa grande; toda mi vida laboral había transcurrido en pequeñas empresas o ONGs en las que tenía que ser autosuficiente”. Nos cuenta que nunca ha permitido que su condición le impidiera hacer nada que no se propusiera. Ahora es más consciente de las posibles limitaciones, pero no las ve como un freno. En ENAIRE lleva ya nueve años, es jefa del departamento de recursos humanos en la región Sur y reconoce que la compañía “está permanentemente en constante evolución”.